Sinestesia

En neurofisiología, sinestesia (del griego συν- [syn-], ‘junto’, y αἰσθησία [aisthesía], ‘sensación’) es la asimilación conjunta o interferencia de varios tipos de sensaciones de diferentes sentidos en un mismo acto perceptivo. Un sinestésico puede, por ejemplo, oír colores, ver sonidos, y percibir sensaciones gustativas al tocar un objeto con una textura determinada. No es que lo asocie o tenga la sensación de sentirlo: lo siente realmente. La sinestesia es un efecto común de algunas drogas psicodélicas, como el LSD, la mescalina o los hongos psilocibios.

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Los sinestésicos perciben con frecuencia correspondencias entre tonos de color, tonos de sonidos e intensidades de los sabores de forma involuntaria.

Por ejemplo, tocar una superficie más suave les puede hacer sentir un sabor dulce. Estas experiencias no son meras asociaciones, sino percepciones, y la depresión tiende a aumentar su fuerza.

Otro ejemplo, asociar el color amarillo al número 7. Algunos ven colores cuando escuchan música, otros pueden sentir el sabor de las palabras. Otras personas pueden percibir la letra A de color rojo, la S de color amarillo y la Z de color negro.

Científicos de la Universidad de California sostienen que sus descubrimientos apoyan la idea de que la sinestesia se debe a una activación cruzada de áreas adyacentes del cerebro que procesan diferentes informaciones sensoriales. Este cruce podría explicarse por un fallo en la conexión de los nervios entre las distintas áreas cuando el cerebro se desarrolla en el interior del útero.

La sinestesia puede ocurrir incluso cuando uno de los sentidos está dañado. Por ejemplo, una persona que puede ver colores cuando oye palabras puede seguir percibiendo estos colores aunque pierda la visión durante su vida. Este fenómeno recibe también el nombre de «colores marcianos», término que se originó tras un caso de un sinestético que nació parcialmente daltónico pero decía ver colores ‘alienígenas’, que era incapaz de ver en el sentido habitual del término y que en realidad percibía debido a su sinestesia.

La primera descripción de este fenómeno la realizó el doctor G.T.L Sachs en 1812. Se da con más frecuencia entre los autistas. Algunos tipos de epilepsia provocan también percepciones sinestésicas.

Como fenómeno subjetivo, y a vista de la comunidad científica, es necesaria una explicación científica y objetiva de la sinestesia. La estabilidad de asociaciones sinestésicas se mantiene aun cuando es evaluada tras lapsos prolongados de hasta un año.

Esto ha servido como apoyo para la investigación empírica. La mayor pregunta con respecto al estudio de la sinestesia es si este hecho se debe a una asociación temprana entre estímulos o es una asociación genuinamente sensorial. Los diseños iniciales se apoyaban en modificaciones de la tarea Stroop y consistían en presentar a un sinésteta grafema-color una cartulina con un carácter impreso en tinta de color congruente o incongruente con el fotismo, es decir con la sensación sensorial secundaria asociada.

Los estímulos consistían en un cuadrado de color o un número escrito en tinta congruente o incongruente con la sensación secundaria asociada; estos fueron presentados en orden aleatorio en la pantalla de un ordenador. La tarea del sujeto consistía en nombrar el color de la tinta lo más rápido posible y donde el tiempo de reacción del sujeto fue registrado.

Como era de esperar, el sujeto sinésteta tardó significativamente más en responder en los ensayos incongruentes (797 ms, 2,8 % de errores) con respecto de los congruentes (525 ms, 1,4 % de errores) y de la línea base (545 ms, 0,0 % de errores).

Estos estudios están basados en la automaticidad que representan los sinestésicos ante la presentación de un estímulo. El mayor problema con el que se encuentran los investigadores en este ámbito es el de comprobar que los sinéstetas normalmente no hablan de asociaciones imaginadas a los colores, sabores o notas musicales sino que realmente experimentan ese fenómeno.

En otro experimento, Ramachandran y Hubbard trabajaron con matrices de grafemas que contenían una figura geométrica (rectángulo, triángulo, paralelepípedo o cuadrado) formada por agrupación de caracteres idénticos, entremezclados con otros grafemas.
En la tarea Stroop los sujetos sinéstetas perciben la figura de la izquierda como la de la derecha, donde asocian los colores a diferentes caracteres, dando lugar a lo que se conoce como segregación sensorial, y en este caso son más rápidos en diferenciar la figura oculta. La tarea consistía en discernir la figura oculta dentro de la matriz de números. Los controles sólo acertaron en un 59,4 % de los casos. Mientras tanto, los sinéstetas discernieron la figura geométrica correctamente en un 81,25 % de los ensayos. La explicación más parsimoniosa es que en los sinéstetas los fotismos inducidos por los grafemas llevan a un efecto de segregación sensorial (pop-out) de la forma que componen. Un resultado parecido se obtendría con normales expuestos a matrices con caracteres en color real.

Los experimentos llevados a cabo demuestran que las percepciones de los sinéstetas no se deben a un efecto de la memoria o un excesivo lenguaje metafórico sino a un genuino efecto sensorial. El sinestésico segrega la percepción de los diferentes números, debido a su asociación con diferentes colores.

Las investigaciones de incidencia familiar sugieren que se trata de un rasgo dominante ligado al cromosoma X.

Muchos investigadores, como Daphne Maurer, de la Universidad de Macmaster (Canadá), demuestran que todos los bebés de menos de cuatro meses de edad presentan un cerebro sinestésico o fusión de los sentidos. Esto se debe a que a esa temprana edad el cerebro todavía no ha realizado la especialización de las distintas áreas ante estímulos sensoriales. Las conexiones sinápticas entre las áreas permanecen unidas. De esta forma los bebés responden de manera similar a estímulos de diferentes clases (sonido de una nota musical, una luz brillante).

En el proceso de desarrollo se produce una “poda neuronal» debido al alto crecimiento de conexiones sinápticas, en la que cada conexión sináptica se va especializando ante estímulos de diferente índole. En el cerebro de una persona sinestésica la poda sináptica es menor o bien no se produce; los sinestésicos quizá mantienen intactos los enlaces sensoriales ante tareas sensoriales implicadas, lo que da lugar a este tipo de activación simultánea ante los distintos estímulos sensoriales, lo que explica que la sinestesia dure toda la vida.

A pesar de la heterogeneidad fenomenológica se han podido definir los criterios diagnósticos de la sinestésia, que la distinguen de aquellos fenómenos similares producidos por otro tipo de condiciones psicológicas como alucinaciones o estados de conciencia alterados. Siguiendo a Richard Cytowic, la percepción sinestésica es:

involuntaria y automática
localizable en el espacio
consistente y genérica
duradera
de una importancia emocional
La primera característica hace referencia a la incapacidad por parte del sinestésico de controlar la activación de cierta sensación asociada. No pueden suprimir la experiencia sinestésica. Cuando los sinéstetas describen su experiencia, a menudo hablan de un color proyectado sobre el carácter escrito (sinéstetas grafema-color) o de formas visuales en “una pantalla” situada a cierta distancia delante de la cara (sinésteta auditivo-visual), es decir, localizable en el espacio.

La percepción sinestésica es consistente en el hecho de que no cambia, es uno de los más importantes criterios diagnósticos. Una vez establecida la sinestesia, esta perdura a lo largo de los años. De ahí que muchos estudios se hayan basado en esta característica, que diferencia a los sinestésicos de aquellos que asocian por memorización. Por lo tanto, la sinestesia es duradera en el tiempo. Se hereda por el cromosoma X, se da con mayor frecuencia en mujeres que en hombres. Por último, los sinéstetas informan sobre emociones placenteras que acompañan a la experiencia sensorial, parecidas a la “sensación eureka”.

Es posible que el fenómeno ocurra en una de cada 100 personas. Una causa de la diferencia en estas estadísticas es que los sinestésicos no suelen reconocer que la mayoría de la gente no tiene esa capacidad. El tipo de sinestesia en el cual las personas ven colores cuando oyen o leen letras y números es el más frecuente, hasta 1 % de personas. Otras personas saborean sonidos y colores, entre otros.

Nuevas investigaciones muestran que la sinestesia ocurre mucho más frecuentemente de lo que se pensaba. Es difícil describir las capacidades de los sinestésicos porque hay muchas clases. Algunos sinestésicos son extraordinarios y poseen una profunda sensibilidad musical, pues pueden distinguir e identificar sonidos que, a nivel consciente, no son fácilmente percibidos por otros humanos «normales» lo cual muchas personas suelen relacionar con el ‘oído absoluto’.

Algunos sinestésicos se deleitan escuchando ópera, visualizando muchos colores y sabores. La creatividad es otra característica de estas personas. Kandinsky escuchaba los colores, de ahí sus obras pictóricas con signos musicales.

Se realizan investigaciones con personas en gran parte del mundo y se ha descubierto que también poseen excelente memoria y poder de recordar hechos, aunque las capacidades extraordinarias no son una condición común a todos los sinestésicos.

Fuente Wikipedia

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