Respiración justa

La respiración Zen desempeña un papel fundamental en la meditación y en todas las acciones de la vida cotidiana. Ante todo va dirigida a establecer un ritmo lento, poderoso natural. Esta respiración esta esencialmente basada en una espiración larga y profunda. Como hemos dicho antes, al principio de Zazen hay que inspirar varias veces por la nariz y espirar por la boca. A partir de aquí la respiración debe volverse completamente silenciosa y nasal. Muchos principiantes me preguntan:”¿ Debo controlar o forzar mi respiración?” Mi respuesta es siempre:”Sólo se puede controlar aquello que se conoce íntimamente”. Lo primero que un principiante debe hacer es observar atentamente su respiración y volverse íntimo con ella. Las zonas más importantes que actúan directamente sobre la respiración son: caja torácica, músculos dorsales, músculos pectorales, diafragma, músculos intercostales y músculos abdominales. Según el nivel de actuación de estas zonas, podemos decir que existen tres tipos esenciales de respiración:
a)Toráxica. Es la más superficial de todas. La inspiración predomina sobre la espiración. Es una respiración propia de personas excitadas y excitables. En esta respiración interviene la caja torácica, los músculos pectorales y, muy débilmente, el diafragma.
b) Diafragmática. La espiración se vuelve más profunda debido a la presión que los músculos intercostales ejercen sobre la caja torácica, vaciándola un poco más. Esta respiración supone un diafragma flexible, lo cual requiere una cierta relajación con los músculos dorsales. Mi experiencia en el Dojo me ha hecho comprobar que la mayoría de las personas, en la época moderna de las grandes ciudades, llegan con un diafragma rígido que impide una espiración larga y profunda. El primer paso consistiría pues en suavizar la tensión del diafragma.
c)Abdominal. En la respiración abdominal se continúa el oleaje muscular provocado por la presión que la caja toráxica ejerce sobre el diafragma, y éste a su vez sobre los músculos abdominales. Esta respiración supone un gran vaciado de los pulmones y por lo tanto una mayor cantidad de aire nuevo al inspirar. En esta respiración, la espiración es más larga y potente que la inspiración. El oleaje muscular puede ser prolongado hasta el bajo vientre, hasta el llamado Hara o Kikaitandem(océano de energía) en japonés.Esta es la respiración propia de Zazen, hacia ella debemos tender. Pero hay que tener cuidado. Muchos practicantes se equivocan en este punto, ya que intentan forzar una espiración larga y potente sin comprender antes el mecanismo completo de la respiración. Si, por ejemplo, el diafragma esta contraído e intentamos presionar los abdominales, esto provocará un gran conflicto interno en el cuerpo y en la conciencia, ya que el oleaje muscular ha quedado interrumpido en el diafragma y sin embargo se presiona en los abdominales. Es mejor seguir íntimamente el recorrido de este oleaje y no obstaculizarlo ni querer ir más deprisa de lo que marca su ritmo natural.

Sea como sea, la respiración es un asunto delicado que requiere consejos directos de un Maestro Zen. En líneas generales, tras la espiración viene naturalmente la inspiración. Con la práctica podemos concentrarnos en desarrollar una espiración cada vez más larga y profunda. Esta espiración desarrolla una gran energía en la cintura, en los riñones y en la cadera. Todas las artes marciales se fundaron tradicionalmente sobre esta espiración. El aire contiene la energía del cosmos. Recibimos esta energía a través de nuestros pulmones y de cada una de nuestras células. Es muy importante, pues, saber respirar. Ordinariamente respiramos 15 o 20 veces por minuto, de una manera superficial puesto que sólo utilizamos una parte de nuestra capacidad pulmonar. Una respiración profunda y completa no se efectúa solamente a nivel de la caja torácica, como hemos visto, sino que debe apoyarse también en el abdomen. Gracias a la práctica de Zazen en una postura corporal justa, esta respiración se vuelve poco a poco habitual en nuestra vida cotidiana e incluso durante el sueño. Esta respiración Zen aumenta nuestra energía vital.

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