Nikko y mi primer terremoto

El 23.7. cojimos el tren a Nikko, literalmente ‘luz del sol’ que está situado a 140 km al norte de Tokio, en la región de Kantō y en una hora y media llegamos, que cambio de temperatura,que frio, desde la estación fuimos en guagua hasta donde se suponía estaban las cascadas que dada la espesa niebla no se veían, adivinamos que estaban allí por el ruido de agua, sí estaban graciosos los famosos monos que saltaban entre lo árboles. Aparte de 2 tiendas de souvenirs no había más que ver asique volvimos con la guagua hacía la pagoda de Tōshōgū que fue construida en 1650, y reconstruida en 1818 tras un incendio. Sus cinco niveles representan, de manera ascendente, a la tierra, el agua, el fuego, el viento y al cielo.Vimos el puente Shinkyo cruzando el río Daiya que fue construido para poder ingresar al mausoleo del primer Shogun Tokugawa y que ahora está vedado el tránsito por el mismo. Comimos en un sitio de la carretera y con el frío que tenía pensé que una sopita caliente me sentaría bien, que chasco cuando la probé y estaba completamente fria, tenía cubitos de hielo dentro, es lo que te puede pasar cuando no sabes el idioma. De repente sobre las 4 de la tarde comenzó a temblar la mesa, no le dimos importancia, pensando en un tren que había pasado cerca a gran velocidad, el caso es que ningun tren pasaba por esta zona. Más tarde volvimos a la estación para regresar a Tokio. Nos dimos cuenta de que algo no iba bien cuando el tren se paraba en cada estación unos 10 o 15 minutos, en una estación bajaron todos y gracias a una persona amable que nos hizo señas de bajar y subir al tren que estaba en el andén de enfrente seguimos, caso contrario, quien sabe hasta cuando nos hubieramos quedado alli sentados, lo que es oir los anuncios que están repitiendo constantemente por los altavoces sin entender nada. Finalmente llegamos a Tokio tardando el doble que por la mañana, unas 3 horas. Seguimos sin entender nada hasta que vimos las imágenes por la tele del hotel, comprendimos la magnitud del terremoto que había sacudido esa tarde Tokio. Y cuando nos encontramos con nuestro maestro que se había quedado en el hotel, nos contó el miedo que había pasado cuando empezó a temblar la habitación, como si una persona diera fuertes golpes en la puerta.
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