Me llamo Juan Carlos y soy un lobo de mar

Hace seis años durante nuestras vacaciones en Mar del Plata, visitamos el puerto, un lugar pintoresco y uno de los atractivos de la ciudad. Por su puesto también fuimos a la escollera donde un perfume especial te lleva al refugio de varias familias de lobos marinos, hace muchos años que viven allí. Es muy divertido observar la pereza con la que pasan los días en la reserva, descansando de no hacer nada en todo el día. Cuando quieren comer simplemente se dan un chapuzón, para pescar algún pez allí mismo en el fondo o saltan sobre alguna lancha pesquera, buscando los restos de la última salida al mar.

Luego te puedes acercar a donde las lanchas descargan la pesca del día y te tropiezas con Juan Carlos, la mascota del puerto, él observa tranquilamente el trabajo de los pescadores y cuando los nota distraidos, coge un bocado de las cajas repletas, se sirve tranquilamente para luego descansar, demasiado ejercicio para una mañana.

Por la tarde Juan Carlos sigue allí, vigilando a los pescadores que terminan la faena del día con la limpieza de sus pequeñas embarcaciones, esta vez ellos lo premian por su fiel atención y compañia.

Más tarde los pescadores han dejado sus barcas ancladas y se han marchado a sus casas mientras él se enfrenta a los perros que no respetan su territorio.

Éste inesperado esfuerzo le abrió el apetito, asi que nuestra mascota sube al lugar donde conservan el pescado a buscar su compensación y cena.

En las últimas vacaciones lógicamente volvimos al puerto principalmente a ver si Juan Carlos seguía allí y aunque hacía muchísimo frio y viento lo encontramos en su lugar preferido frente a los barcos de pesca anclados, posando   para las personas y nosotros, y a pesar de que nos estábamos congelando lo fotografiamos y algunos se acercaban para guardar un selfie como recuerdo.

me llamo Juan Carlos

Carina

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