Cuando las golondrinas vuelven a Capistrano
Ese es el día en que prometió volver a mí
Cuando se le susurró: “Adiós”, en Capistrano
Fue el día que las golondrinas volaron hacia el mar
“When the Swallows Come Back to Capistrano”, de René León
Comienza el otoño en el hemisferio norte y millones de golondrinas migratorias buscan el verano en el hemisferio sur llegan a la argentina, mas precisamente a Goya.
Inician el viaje el 23 de octubre, día de “San Juan” y recorren entre 10.000 e 12.000 km. siguiendo el litoral pacifico. Avanzan durante la hora de luz a una velocidad crucero que les permiten hacer largas jornadas de vuelo. O 24 de noviembre llegan a Goya, en la provincia de Corrientes, al lado del río Paraná se las espera con una serie de festividades en su honor junto al “Monumento de las Golondrinas”, ubicado en la plaza San Martín, lugar preferido por estas avecillas para anidar. También lo hacen en el campanario de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario, en Plaza Italia y en Isla Las damas que se encuentra frente a la Costanera de Goya.
Estas Golondrinas provienen de San Juan de Capistrano (California), situada entre San Diego y Los Ángeles, hicieron que los respectivos jefes comunales firmaran una declaración de “Hermandad entre ciudades”, el 16 de Agosto de 1978.
El regreso a Capistrano de las primeras golondrinas se repite con precisión el 18 de febrero, arribando el 19 de marzo de cada año (tardan 30 días exactos), que es el santoral católico de san José. Anidan en las ruinas de la misión fundada en 1776 por Fray J. Serra, padre franciscano (hoy Monumento Histórico).
Cada año exactamente el día de San José llega la primera bandada, cientos de golondrinas, desde hace 200 anos, las campanas del viejo monasterio franciscano suena mientras que las golondrinas descienden a una altitud a la altura de las cabezas, reconociendo el terreno para placer de millares de turistas, entre ellos muchos niños que querían estar presentes en su llegada.
Na verdade, han estado llegando para satisfacer su destino biológico: para vivir y reproducirse en climas benignos dentro de un esquema armonioso del control y de la regulación de insectos y de plagas. Ése es su destino en el plan integral de la naturaleza. Alimentándose de insectos, arañas, moscas, gusanos, la razón de su voracidad increíble es la siguiente: Para alimentarse, para vivir y reproducirse.
Para almacenar la grasa en sus tejidos finos, que serán su combustible para el vuelo de vuelta.
Por siglos, el origen de la migración era desconocido en Capistrano y en Goya, hasta que en el actual siglo el origen de la migración podía ser determinado exactamente: Goya, Corrientes, la Argentina. Se estudiaron sus vuelos y rutas y se tiene la certeza que terminan un vuelo fantástico de 12.000 kilómetros (7.500 millas) a Capistrano, debajo de los arcos romanos de los pasillos del monasterio franciscano que tiene más de tres siglos de existencia, y plagado de fechas históricas de la conquista española; y terminan los 24.000 km. con un vuelo de vuelta, casi un vuelo completo alrededor de la Tierra.
Las golondrinas dejan Goya el 18 de febrero, al amanecer, en bandadas sucesivas, y llegan todas juntas a San Juan de Capistrano el 19 de marzo, hacen exactamente en treinta días los 12.000 km. Durante el vuelo, nomeadamente, durante los treinta días que dura el viaje, ellas no comen ni beben, puesto que vuelan desde el amanecer hasta la puesta del sol para no perder tiempo. Vuelan en una altitud de más de 2 km de la superficie terrestre (6.600 pies) para aprovecharse de las corrientes rápidas y favorables (vientos de la cola) e, además, porque en esa altitud evitan encontrarse con otros pájaros. Su plan de vuelo dura quince horas diarias, en tramos de 450 km, con una velocidad de 30 km (18 millas) por hora, aprovechándose siempre de los vientos.
El vuelo que comienza en Goya sigue por los valles de los ríos Paraná y Paraguay, hasta alcanzar el lago Mirin (entre el límite de Brasil y Bolivia), siguiendo las corrientes dinámicas que producen las masas grandes del aire del Sur que se mueven hacia el Ecuador. Después de Mirin, cambian la ruta al Oeste, en busca de los valles de los Andes y, una última travesía más, el Ecuador, van a una altitud mayor de vuelo para aprovecharse de las corrientes dinámicas que producen las masas grandes del aire que se mueven hacia el Polo Norte. No cruzan los Andes hasta que han alcanzado el Golfo de México, y por el Yucatán buscan el Oeste y el Pacífico, para volar a lo largo de la orilla de Baja California y entrar en el valle de la orilla.
Desde California hasta Corrientes
Cada año, las golondrinas dejan Capistrano para dirigirse a Goya.
Ya en California, y después de la recepción del sonido de las campanas amistosas, se convierten en un factor decisivo en establecer un complejo equilibrio ambiental sano de enfermedades, regulando la cosecha de frutas, mientras que acumulan las reservas de grasa que serán el combustible para el vuelo de vuelta.
La grasa que acumulan en su cuerpo es equivalente al líquido combustible del tanque de un aeroplano. Para su vuelo largo, igual con el que regresan (12.000km), 30 viajes de 450 km, los almacenes de cada golondrina tiene durante el suyo 120 gramos de grasa, que es un“tanque lleno”, diría un piloto. Es significativo que durante los 120 días se calcula que deben injerir 1.000 insectos diariamente, entre moscas, arañas y gusanos. Un detalle para apreciar la significación del equilibrio biológico y ambiental es que una sola bandada de golondrinas destruye, en una campaña, mil millones de insectos, un resultado que no logra ningún insecticida y todo sin peligro a su fauna y flora. Es un trabajo inédito y excepcional, realizado igualmente tanto en Goya como en plantaciones de Capistrano. Su “tanque lleno” de 120 gramos de grasa, no dura menos de 12.000km, en una velocidad de 30 kms por hora, con una consumición por gramos por kilómetro de 0.01 gramo.
Fonte : Un email
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