Cuando las vacaciones se convierten en una pesadilla

Con el mes de julio a la vuelta de la esquina, son muchos los que ya cuentan los días para decir adiós al asfalto. Para la mayoría, las vacaciones son la época más esperada del año, el momento de relajarse y disfrutar. Sin embargo, en algunos casos, los ansiados días libres sólo sirven para destapar la caja de los truenos.
Los psiquiatras advierten de que, aunque suene paradójico, en la época estival aumentan los casos de depresión y estados de ansiedad. ¿Cómo es posible? Porque, aunque estemos deseando librarnos de ella, romper con la rutina no es tarea fácil.
«Las vacaciones son el periodo más anhelado, lo cual conlleva una idealización de las mismas», explica José Ignacio Eguíluz, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital de Cruces de Bilbao. «El no alcanzar los objetivos planteados puede dar lugar a una frustración que ocasionalmente desemboca en estados de ansiedad o depresiones», aclara este experto, quien también matiza que esto sólo ocurre en «determinadas personas que tienen una personalidad vulnerable [a estos trastornos]».
Además, irse de vacaciones implica perder durante ese periodo muchos soportes sociales y familiares. «Determinadas personas que están apoyadas en esas figuras pueden sentirse con miedo e inseguridad y desarrollar, por tanto, estados de ansiedad», aclara el psiquiatra.
Destapar problemas escondidos
Los días libres también afectan a la convivencia. Compartir muchas más horas al día con los más cercanos puede destapar conflictos que estaban ocultos o silenciados por la rutina diaria. «Puede ser una época propicia para que estos se intensifiquen. De hecho, septiembre es el mes en el que más demandas de divorcio se solicitan», recuerda Eguíluz.
«Durante el año, la rutina nos sirve como red de soporte tanto a nivel familiar, como social y laboral. La ruptura de la misma en personas vulnerables puede implicar desestabilizaciones emocionales que son el origen de episodios de ansiedad».
Evitarlos es posible. Según explican los psiquiatras, la clave está en la prevención. «Es deseable realizar una buena planificación de las vacaciones, valorando el cúando, cómo y con quién voy a pasarlas. Y hay que establecer unos objetivos sensatos y alcanzables, a fin de evitar frustraciones innecesarias», señala Eguíluz.
Fuente:ElMundo.es

«Las vacaciones no siempre ayudan a resolver conflictos, para ello disponemos de 11 meses al año. Disfrutémoslas», concluye.

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