13 Conejos y huerta

A finales de 1939 mis padres se mudaron de nuevo, esta vez conseguimos un apartamento cerca del centro de la ciudad, a 50 metros del Teatro Municipal y a 100 metros de la antigua estación de ferrocarril, es decir, Jägerstrasse n ° 12 Este calle ya no existe, ya que en la reconstrucción de Bochum después de la guerra, se extendió la calle paralela (la calle Hattinger ) y desapareció la Jägerstrasse.


Nuestro apartamento estaba en la planta baja y por encima de nosotros había 4 pisos con dos apartamentos cada uno. Tuve que cambiar de escuela una vez más, es la misma que está enfrente del apartamento actual de Else. Por lo menos yo ya no tenia al maestro Ley que siempre me pegaba cuando me saltaba el Jungvolk(reunión de jóvenes).

Mi hermana Else habia conocido mientras todavia viviamos en Linden a su actual marido en el tranvia. Fue enviado directamente al comienzo a la guerra, pero según sus declaraciones había tenido la suerte de ir a Noruega después de que terminaran los combates allí. Él estuvo jugado durante toda la guerra al futbol y a las cartas.

Nuestro padre era especialmente estricto con su hija, Else debía estar en casa a más tardar a las 22 horas. Así a menudo tenía «ejercicios de apagón» y «maniobras de alarma», con el consentimiento de nuestra madre, para poder ir a bailar.

Nuestro apartamento en la planta baja también incluía un pequeño patio trasero. Padre construyó allí un par de jaulas para conejos, así que con el tiempo tuvimos casi todos los domingos un conejo asado en la mesa. A mi pesar tuve que buscarles la comida, que debía ser trébol o diente de león. Con el tiempo esto se convirtió en un problema, ya que no eramos los únicos que teníamos conejos en la zona, y ponte a buscar trebol en el centro de la ciudad. Un día llevé la hierba muy seca, que mi padre evaluó acertadamente, como que habia sido recogida debajo de un árbol. Me dió una paliza que no he olvidado hasta hoy.

Además padre alquiló un pedacito de tierra y puso una huerta. Tuve que cavar la tierra en primavera, padre plantaba y madre sacaba las hierbas malas . A éste jardín volveré más tarde.

A final de 1940 mi abuelo murió de cáncer de vejiga. Al funeral fue, entre otras mi tía María, la monja. Para este evento le dieron un día de descanso. Con la muerte del abuelo se terminaron las fiestas de Navidad en familia. Nunca más se volvió a reunir toda la familia, y los segundos desayunos desaparecieron también. Tía Else estaba liberada ahora de su deber de cuidadora y se casó poco después con Antón R.

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